La investigación doctoral se fijó como objetivo analizar la organización del poblamiento y su relación con la explotación de los recursos naturales, sobre todo la sal, en las comarcas de Sigüenza y Atienza durante el periodo en que estas tierras pertenecieron a al-Andalus, es decir, entre los siglos VIII al XII. La zona estudiada se localiza en el noreste de la actual provincia de Guadalajara, un espacio que desde un punto de vista geográfico podemos denominar como región del Alto Henares. Esta área se caracteriza morfológicamente por la existencia de distintos valles que dividen y fragmentan el área montañosa resultado del entronque del Sistema Central con el Sistema Ibérico. Para llevar a cabo esta investigación se ha tratado de movilizar todas las fuentes de información disponibles: las fuentes escritas, la cartografía histórica, la toponimia, los resultados de la prospección arqueológica, las huellas perceptibles desde la fotografía aérea antigua y actual y el estudio de las cerámicas medievales recogidas en superficie. Todos estos elementos se han relacionado, en la medida de lo posible, con el marco geográfico, que más que un contexto ambientalista, ha sido el propio sujeto de observación. De esta forma nos aproximamos a los principios de la llamada Arqueología del Paisaje. En este sentido, fue fundamental la formación predoctoral no sólo en la propia Universidad de Granada, sino también en las estancias internacionales realizadas en Varsovia dentro del instituto de Arqueología y Etnología de la Academia de las Ciencias Polacas, y en el departamento de Arqueología de la Universidad italiana de Padua, centros ambos pioneros y destacados en el estudio de la arqueología del periodo medieval. En definitiva, este trabajo nos ha permitido ir abordando la realidad geográfica e histórica de manera desfragmentada para finalmente trazar una evolución del poblamiento y su relación con las explotaciones salineras en época andalusí. Las principales conclusiones de todo este estudio tienen que ver con la caracterización de los yacimientos arqueológicos del periodo andalusí, fundamentalmente aldeas o alquerías de carácter campesino, y otras como cuevas, torres o castillos, así como la forma en la que la agricultura, la ganadería, la minería, la obtención de la sal o la gestión del agua fue moldeando el paisaje en el entorno de estos yacimientos; y como desde la arqueología es posible estudiar las huellas de todas estas transformaciones.