La agricultura, por concepto un hecho rural, está directamente unida al nacimiento de lo urbano. Los asentamientos urbanos vivieron históricamente de la producción agraria, su principal fuente su alimentación, y además se convirtieron en los centros de almacenamiento, manipulación y distribución de los productos resultantes. Con la progresiva industrialización de los países más desarrollados, la relación entre el mundo rural y el urbano comenzó a distanciarse. Se estaba produciendo la desnaturalización del proceso alimentario, un camino de no retorno.
Con la progresiva profesionalización de las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo, el objetivo de ambas estaba cada vez más claro y, a la vez, más lejos de la agricultura. Este estudio recopila destacadas excepciones en las que se produjeron acercamientos interesantes entre ambos mundos, como las propuestas imaginativas e innovadoras que se hicieron desde las Utopías Urbanas. Lo cual parece tener continuidad en intervenciones de las últimas décadas que incorporan la producción de alimentos frescos al interior de las ciudades. Proyectos que demuestran que existe una Conciencia de Lugar, un interés ciudadano por mejorar activamente los lugares que habitan.
Estas asociaciones entre producción de alimentos y hecho urbano no pueden quedarse en utopías, ni en anécdotas, sino que los proyectos analizados demuestran que tienen la capacidad de convertirse en fuente de inspiración para el diseño de nuestros entornos urbanos. Respondiendo así a intereses contemporáneos por mejorar la relación de nuestra sociedad con el medio ambiente, con la alimentación, e incluso convertirse en herramientas para la creación de identidades territoriales que ayuden al desarrollo humano y a la cohesión social.