Los seres humanos no sabemos qué desear, ni de niños ni de adultos, y solucionamos esta carencia gracias a los demás, a la sociedad, a la cultura, a los medios de comunicación, a los que tomamos como modelos para elegir cualquier cosa: productos de consumo, destinos vacacionales, una pareja o un proyecto de vida. Los deseos no serían propiedad de un yo cerrado sobre sí mismo, sino que serían miméticos, copiados, en un continuo ejercicio de sugestiones e imitaciones recíprocas del que todos participamos aunque no nos demos cuenta.
Esto se advierte como una posible gran fuente de rivalidad. Pero el conflicto va mucho más allá de los objetos de disputa porque estos se desean en tanto que otros los desean. Los otros, como modelos, habrían conferido a los objetos de deseo un valor simbólico que creemos poder apropiarnos a través de su posesión para ser como los modelos. El deseo sería deseo de ser, de ser como los demás. De ahí que, aunque parezca estúpido, hay un incremento del consumo de los productos cuando son anunciados por gente famosa. O el hecho de que no pocos amigos compitan por los mismos objetivos profesionales, rivalicen por una misma conquista amorosa o seduzcan a la pareja del otro, al haberse tomado como modelos de deseo.
René Girard se sirve de estudios literarios, mitológicos, etológicos y antropológicos para desarrollar su teoría acerca del mimetismo y del deseo. La imitación humana, que contaría con una base neuronal, sería además fundamental para aprender a alimentarse y a hablar o para la transmisión de la cultura, pero también lo sería para comprender el ámbito de la violencia y de lo sagrado. La otra gran hipótesis girardiana es la del mecanismo del chivo expiatorio. Se refiere a los procesos de resolución de crisis violentas en las sociedades humanas, en torno al asesinato de un miembro del grupo (tomado como víctima maléfica, odiado unánimemente y por contagio mimético) y cuyo efecto catártico fortalecería los vínculos sociales, funcionando como exutorio de la violencia social, supliendo así la ausencia de los patrones instintivos que en el resto de animales la controlan (los dominance patterns). En torno a este ancestral e ignorado mecanismo mimético habrían surgido los ritos, los sacrificios, los mitos, las religiones y las culturas en cada sociedad.
La tesis doctoral, sobre estos dos ejes principales, desarrolla un examen crítico y una interpretación original de la obra girardiana, interpretándola globalmente como una evaluación crítica de la modernidad, que cuestiona profundamente la concepción moderna e ilustrada del mundo en diversos planos: filosofía política, de la historia y del hombre, teoría del conocimiento, filosofía de la religión, filosofía del sujeto... Se defiende que, tras Girard, no puede ignorarse la imitación y la rivalidad como inherentes a los seres humanos, siempre necesitados de tomar conciencia de ello para ser más libres y vivir mejor, eligiendo mejor los modelos de deseo y evitando las trampas y engaños de la rivalidad mimética, raíz de banales o terribles violencias.
http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:Endoxa-2013-32-7075/Documento.pdf
https://revistas.upcomillas.es/index.php/pensamiento/article/viewFile/4681/4492
Versión italiana: http://fogli.centrostudicampostrini.it/index.php/FogliCampostrini/article/view/88
http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/939